Cuando en setiembre lanzaron el proyecto apostaron fuertemente a su favor, por supuesto. Pero, reconoce, los resultados superaron las expectativas. Matías Sánchez, director del PUNA (Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones), dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNT, hizo un balance de lo conseguido con el programa "Activá tu control", y le dio positivo.
"El programa nació por un convenio entre el IPLA, nuestro equipo y la Cámara de Propietarios de Discotecas y Afines de Tucumán (Caprodyatuc). El interventor del IPLA, Daniel Sosa Piñero, nos propuso armar un proyecto que encarara concretamente la prevención", contó Sánchez.
Era necesario cambiar la imagen del organismo -explicó-; que dejara de aparecer en el imaginario social como una instancia policíaca y como un ente recaudador. Así nació "Activá...".
La propuesta tenía dos pilares: una capacitación de preventores y un enfoque no restrictivo. El objetivo estaba bien focalizado: la promoción del "conductor designado".
Trabajo de campo
De la capacitación, que duró un mes, participaron 20 estudiantes universitarios avanzados. "Elegimos carreras como Psicología, Trabajo Social, Medicina, Enfermería, entre otras, en las que se trabaja con manejo de grupos", informó Sánchez
Estos preventores, tan jóvenes como la población de riesgo con la que trabajan, forman un equipo de pasantes rentados, y son los que toma contacto con los que van a bailar. La propuesta de máxima es convencerlos de que es posible divertirse consumiendo menos alcohol.
"En el largo plazo, la idea es promover un consumo responsable en todos. Pero comenzamos con los que llegaban en auto a los boliches, y les proponemos que se hagan cargo de su seguridad y de la de sus amigos", explicó Sánchez.
También recibieron capacitación propietarios de boliches y quienes trabajan en ellos, especialmente los barman.
"Trabajamos con cuatro boliches: Pink Elephant, en la capital; Recórchólis, en Yerba Buena, Lancaster, en Tafí Viejo y otro más en Monteros. Y la respuesta de los propietarios y de los empleados fue hasta ahora excelente", contó Sánchez.
"El mecanismo es básicamente así: antes de que los chicos que vienen al boliche ingresen a bailar, los preventores les proponen a los conductores el desafío: se les hace un control de alcoholemia y se les coloca una pulsera que los habilita a tomar gratis todas las bebidas sin alcohol que quieran. A la salida se controla nuevamente el alcohol en sangre y, si todo está en orden y según marca la ley (menos de 0,50), reciben, él y los amigos que comparten el auto, entradas gratis para el boliche, y premios variados", contó.
"La Caprodyatuc apoyó fuertemente el proyecto, y varias empresas aportaron dinero que nos permitió, por ejemplo, comprar los alcoholímetros, que son muy caros", añadió.
"En promedio, en los meses que pasaron logramos la adhesión de 30 conductores designados por noche. Si a eso se suman los acompañantes, es un interesante número de jóvenes que volvieron a su casa 'protegidos' por un conductor sobrio...", señaló Sánchez.